Prácticamente desde que el mundo es mundo, la industria alimentaria ha sabido ingeniárselas para crear productos que no son lo que parecen. Las marcas siguen jugando con la ambigüedad de los términos y utilizan todo tipo de estrategias para que compremos productos que, en algunas ocasiones, se encuentran muy lejos de ser lo que aparentan.
El caso del “kanikama”, o los populares palitos de cangrejo, es tal vez uno de los más sangrantes. Estas barritas alargadas de color rosáceo y blanco parece que están elaboradas con carne de cangrejo, pero nada más lejos de la realidad. El ingrediente principal que las integra es el surimi, un producto que se utiliza también para elaborar las gulas, el sucedáneo de las angulas, y cuyas propiedades se encuentran muy lejos de las que nos puede ofrecer el pescado. El surimi es un gel formado por proteínas que se obtiene a partir de carne de pescado. Para la elaboración del surimi ni siquiera se utiliza la mejor parte del pescado. Todo lo contrario, según expertos en nutrición.
En el kanikama es habitual encontrar proteínas de diferente origen, agua, almidón, aceite de girasol, un poco de azúcar, colorante y sal. Los fabricantes añaden una importante cantidad de aditivos, como los fosfatos. A veces, con suerte, podemos tropezar con una pizca de extracto de cangrejo. Solo una pizca. De hecho, es raro que un producto de este tipo o una ensalada de cangrejo, que en realidad son ensaladas de surimi con piña y huevo, contengan más de un 5% de carne de este crustáceo.
Desde el punto de vista nutricional, el kanikama es un producto que también deja bastante que desear. Está lejísimos de lo que puede ofrecer un pescado porque, básicamente contiene poco pescado.
Afirmar entonces que los palitos de cangrejo son un alimento saludable carece de toda justificación. Solo el 30% de la mescolanza preparada en estas fábricas contiene pescado (40% si es una versión más cara) el resto es agua, aceite de girasol, almidón de maíz, extracto de vino blanco y sal, muchísima sal.
Los contras del kanikama son su descarada presentación como centolla u otro tipo de crustáceo además de su bajo aporte nutricional. El gran punto a favor es que mantiene el sushi a precios razonables y lo podemos comer con salsa de soja olvidando que su color característico sea a base de insectos parecidos a los que puedes encontrar en tu jardín.
¿Cómo surge el kanicama?
La creadora del Kani kama es Pequera Santa Elena cuya sede principal y fábrica está situada en Puerto Deseado, Santa Cruz. Su fundador es Alfredo Pott, que inició su emprendimiento casi como una continuación de un anterior trabajo.
La idea del Kani kama surgió recién en 1988 tras un viaje de Pott a Japón. Ahí visitó una planta productora de surimi, una preparación de proteína de pescado libre de grasas, aprendió la receta y la trajo al país para adaptarla al paladar argentino. Los buques de la compañía pescan langostinos y merluza de cola en las frías aguas australes, lo convierten en surimi ahí mismo y luego este pasa a la planta santacruceña para darle el proceso final.
En realidad, se trata de palitos de pescado con sabor a centolla - un tipo de crustáceo bentónico que vive en aguas templado-frías - y de ahí, en parte, se desprende su nombre. Kani, en japonés, significa cangrejo, mientras que kama proviene de kamaboko, un alimento típico de Japón al cual se le eliminan todas las grasas, al igual que sucede con el surimi.
Fuente: Diario21.tv, Medline Plus y Archivo personal
Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño G. - M.P. 5812 - Medicina Integrativa
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